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Escribiendo sobre la tecnología en su contexto

Perdiendo el horizonte

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Estoy leyendo Wathcmen, un cómic, una novela gráfica, dirán los entendidos. La primera parte es ante todo es un relato de personajes. De todos ellos, el doctor Manhattan es el que más me ha interesado. Es un tipo de color azul, omnipotente (casi), que puede teletransportarse de cualquier manera (eso sí que es una reformulación radical de la topología).

Pero si me interesa no es por su omniscencia, omnipotencia, sino por cierta pérdida de contacto con lo real, y de su quizás pérdida de contacto con los humanos. Hay una escena que lo describe gráficamente (nunca mejor dicho): mientras hace el amor con su pareja, trabaja al mismo tiempo en su laboratorio. Es la ventaja de poder multiplicarse. El caso es que está a los experimentos y a los arrumacos…

En otras escena, el más amoral y desgarradamente violento de los protagonistas, el que llaman el comediante, le dice a Manhattan. “los humanos no te importan, te estás convirtiendo en un monstruo”, la sentencia resuena aún con más intensidad porque quien la pronuncia acaba de descargar un tiro a la mujer que lleva un hijo suyo en sus entrañas.

Todo doctorando corre el riesgo de convierte en un doctor Manhattan.

En una reciente cena con mis colegas de la UOC discutía con Javier de la dificultad de sacar adelante una tesis  cuando uno no se dedica enteramente a ella. Él argumentaba a favor de lanzarse a la tesis: “el crecimiento intelectual que proporciona”, yo contrargumentaba: la tesis te empobrece intelectualmente, te conviertes en un absoluto especialista de un ámbito mínimo; cierto que te proporciona cierto rigor intelectual, pero cuya aplicación es bien limitada”.

Aunque el argumento de más peso es otro. No es sólo que corras el riesgo de empobrecerte intelectualmente (correr el riesgo), sino que corres el riesgo de deshumanizarte, como el pobre doctor Manhattan: “si te embarcas en una tesis, corres el riesgo de que disuelva tu humanidad, tu preocupación por los otros”. Quizás la única manera de alcanzar determinadas metas sea perdiendo una parte de ti, y olvidándote de los demás.

No dejo de preguntarme cómo es que tenemos tan pocas discusiones a mi alrededor sobre la razón de nuestra dedicación. Tengo la impresión de que hemos perdido el horizonte, quizás con el tiempo lo recuperemos.

Estoy a medias de Wathcmen. El doctor Manhatan es incapaz de mantener sus relaciones sentimentales, de compadecerse por los humanos. Espero que en el resto del volumen aparezcan más indicios de su compasión por los otros, quien sabe, habrá que esperar lo que depara el futuro.

Doctor_Manhattan_remembers_his_past

Written by Adolfo Estalella

22 22America/Adak July 22America/Adak 2009 at 8:05 pm

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Sobre los humanos (y los no-humanos)

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Un fragmento de lo último que he escrito en mi tesis dice:

Natural y social son dos categorías ontológicas con las que convencionalmente organizamos una buena parte de nuestro pensamiento social y que resultan de la asunción de que existen dos esferas diferenciadas pobladas por entidades de naturaleza distinta: la Sociedad y la Naturaleza. Unas se consideran dadas (los polvos de talco, los púlsares…) mientras que otras se toman como construidas (Internet, los dioses de madera…). Sin embargo, no hay por qué aceptar esa clara diferenciación entre la Naturaleza y la Sociedad, entre lo que consideramos construcciones sociales y esencias naturales. Hay otros vocabularios posibles, otras ontologías alternativas.

Abro el periódico, pongo la radio, o  voy escucho furtivamente alguna conversación ajena… y la misma discusión metodológica la encuentro en plena calle. Es un alivio.

Hace un par de días, los corredores del Tour de Francia, hicieron una especie de huelga, todos corriendo bien juntos hasta que sólo faltaban 20 kilómetros para la meta. Protestaban porque los responsables del Tour habían decidido que no podía usarse en la etapa el pinganillo, el transmisor que le permite al director de equipo comunicarse con todos los corredores y organizar la estrategia de equipo de manera coordinada y en tiempo real. Ni a los directores ni a los corredores parece que les gustó la idea de prescindir del cacharro.
Lo natural y lo artificial. Parece bastante clara la diferencia. Y echamos mano de ella en cualquier momento y la aplicáramos en múltiples contextos. Quizás no sea tan evidente.
De hecho, la diferencia se difumina cotidianamente, o plantea constantemente problemas.
Negociamos permanentemente los límites de nuestra humanidad, la definición de lo que somos y nos constituye como humanos: ¿qué significa a fin de cuentas ser humano? El deporte parece un campo excepcional para prestar atención a esa negociación. La Fórmula 1 quita y pone ayudas electrónicas a los pilotos. Si les concede demasiadas ayudas entonces ocurre que la humanidad de la conducción acaba diluyéndose… el bañador de un nadador queda excluido de las competiciones, al atleta Pistorius no es aceptado (¿finalmente sí?) porque sus prótesis le hacen más que humano, sobre-humano, super-humano… sus prótesis ¿artificiales? Son una ventaja frente a sus competidores, ¡pese a que Pistorius no tenga piernas! Al final no corrió con los atletas completamente humanos. Pero ya llegará uno que lo haga.
Surgen un sinfín de preguntas: ¿quién o qué es los que hace ganar?: ¿el coche o el piloto?; ¿el bañador o el nadador?, ¿las instrucciones del jefe de equipo o la pericia, arrojo y aguante del ciclista?, ¿las prótesis o el corredor?, ¿a quién le atribuimos la victoria?
De lo que se trata, en el fondo, es de delimitar en todos estos casos los límites de nuestra humanidad, pero cada día parece más difícil mantener las fronteras claras, los límites definidos de una humanidad entendida como… ¿cómo qué?
Y ahora, llegados a este punto, ¿dónde queda Internet?…

Written by Adolfo Estalella

16 16America/Adak July 16America/Adak 2009 at 6:23 pm

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Lo digital como lo nuevo, lo digital como lo malo: la demonización de Internet

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Está claro, lo digital es una cosa y lo analógico es otra; negro sobre blanco. Es de una evidencia palmaria, ¿no? Pues no. Lo digital no es necesariamente diferente de lo analógico. Lo siento por los defensores del periodismo digital 3.0, los adalides de la política 2.0, y los promotores de la educación online o el cibersexo… Lo digital no es necesariamente diferente de lo analógico. Y sobre esa presunta diferencia de naturaleza se esconden falsos argumentos y el intento de perpetuar el orden establecido de muchos, o el intento de muchos otros de auparse en directores de un nuevo orden.

No voy a entrar en el asunto en profundidad (lo dejo para otro día), sólo voy a discutir los problemas en los que nos mete pensar desde esa presunta dicotomía al hilo de la tribuna de la defensora del lector de El País titulada ‘Falsedades, inventos y refritos en la aldea global’. La defensora (magnífica institución), Milagros Pérez Oliva, se dedica a revisar tres errores cometidos por el periódico: la publicación en la sección digital de El País de una entrevista publicada por la edición digital del británico The Sun; la publicación en la edición impresa de El País (sección Gente) de la reseña de una falsa entrevista supuestamente publicada en la revista impresa Psychologies; y finalmente, el plagio en la edición impresa (sección Gente) de una noticia publicada en The Guardian.

Sobre la base de esos tres errores (que cada quien estime la gravedad de cada uno) levanta un argumento en el cual contrapone el periodismo de calidad (¿impreso?) al periodismo digital, caracterizado este último por “la prisa y la proliferación de fuentes”. La base de la argumentación es que el periodismo impreso (que parece identificado con el periodismo de calidad) es distinto del periodismo digital.

Pero si revisamos la tribuna vemos en primer lugar que esa presunta distinción entre periodismo digital y periodismo impreso no aparece por ninguna parte, y en segundo lugar, que desde luego esa presunta dicotomía no es la explicación de los errores cometidos. Sin embargo, la argumentación se mota sobre la diferencia.

La defensora explica en la tribuna los hechos: el segundo error se refiere a la falsa entrevista realizada a Penélope Cruz y atribuida a la revista ‘impresa’ Psycologies; esta fue leída en Internet por una responsable de la edición impresa, que le encargó a un corresponsal (de la edición impresa) que hiciera una reseña sobre ella para publicarla en la edición impresa del periódico.

En el tercer error, la responsable de la misma sección Gente pide a otra corresponsal en el extranjero que haga un refrito de un reportaje aparecido en The Guardian. El refrito de la corresponsal resulta ser un plagio en el se aprovecha literalmente parte del texto original sin citar la fuente. Pérez Oliva arranca la reflexión sobre este error asegurando que “en la red circula a toda velocidad una gran cantidad de información muy fácilmente asequible. Esa facilidad puede convertirse en una trampa”. Aún sigo pensando qué relación hay entre esa afirmación y el hecho de que la redactora de una sección del periódico impreso, lea un reportaje de otra cabecera impresa, y le pida a una periodista del periódico impreso que escriba un refrito, que resulta plagiado y publicado en el periódico impreso.

Ahora, regresando sobre la falsa entrevista a Penélope Cruz. El mismo desconcierto me produce la vinculación que se establece entre la publicación de la falsa entrevista e Internet: la responsable de la sección Gente ha leído en Internet la falsa noticia y le encarga a otro periodista un refrito. Pérez Oliva atribuye este error al ‘efecto arrastre en la red’. Podemos preguntarnos si el problema verdaderamente deriva de que la redactora haya leído la noticia en Internet o de que toma una decisión incorrecta. Podemos discutir si es un problema del periodismo digital o del periodismo impreso, ¿no? Si la responsable de una sección de la edición impresa lee algo en Internet y decide publicar en el papel la misma noticia, ¿constituye eso una práctica de periodismo digital o es una práctica de periodismo impreso? Si consideramos que es periodismo digital, entonces podemos preguntarnos: ¿está preparada la redactora impresa para hacer periodismo digital? O dicho de otra manera, ¿podemos atribuir ese error al periodismo digital? O el problema es de la escasa formación de una persona en periodismo digital…

Podríamos seguir con preguntas capciosas, lo que intento mostrar es simplemente los problemas que se genera cuando pensamos desde la idea de una dicotomía entre el ‘periodismo digital’ y el ‘periodismo impreso’.

Mi intención no es cargar las tintas sobre la defensora del lector de El País, todo lo contrario. La labor que realiza es elogiable. Lo que me interesa señalar es que esa dicotomía entre lo digital y lo analógico quizás no sea tan clara y evidente. Asumir como algo dado esa diferencia orienta nuestra mirada hacia la oposición de dos ámbitos que suponemos como diferentes pero que quizás no lo son tanto. Eso nos lleva a velar las verdaderas causas, la fuente de la explicación queda oscurecida; ¿quizás el problema es hacer refritos de otros medios? sean estos digitales o escritos: refrito de The Sun, refrito de Phsycologies, refrito convertido en plagio de The Guardian. Pero la tribuna no discute la práctica del refritaje, sino el periodismo digital.

Al final, esta dicotomía nos impide hacer diagnósticos adecuados sobre las consecuencias que tienen la incorporación de las tecnologías digitales en diversos ámbitos de nuestras sociedades (nuestra vida cotidiana, las empresas, las escuelas o la política). Es probable que haya diferencias entre muchas prácticas digitales y prácticas impresas, pero es desde luego discutible que podamos hablar de un ‘periodismo digital’ y un ‘periodismo impreso’.

Pero lo más peligrosos de esa dicotomía es que se instrumentaliza a menudo para que unos asalten el poder subidos sobre la ola de la novedad (lo digital como nuevo), o para que otros se perpetúen en el poder sobre el desprecio a la novedad (lo digital como malo).

Written by Adolfo Estalella

13 13America/Adak July 13America/Adak 2009 at 6:40 pm

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Precariedad, miseria y pasión

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Precariedad, dignidad, miseria y pasión. Es una buena manera de resumir lo que constituye la tesis. La tesis como acontecimiento vital, y no como procedimiento burocrático. Lo de menos es lo que queda escrito, lo más relevante es lo que se escribirá a partir de entonces.

A punto de terminar (es un decir) y vuelve a ser necesario volver a escribir. Dicen de los antropólogos que su tarea es la de escribir, escribir y escribir. Escribir del mundo, o inscribir el mundo. De ahí quizá la proliferación de las metáforas que hacen referencia a la escritura: la cultura como texto escrito. Y yo me he pasado del principio al fin escribiendo. ¡Y ahora lo sigo haciendo!

A punto de terminar, sin un horizonte claro, con un objetivo nítido. Seguir haciendo carrera académica, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Yo soy otro de los que están dispuestos a venderle el alma al diablo (pero, ¿qué significa vender el alma al diablo?)

Cuando comencé la andadura Elisenda decía aquello de que se trataba de un periodo para forjar la identidad como investigador, y al cabo del tiempo he comprendido lo que quería decir. A lo largo de estos años me he cruzado con gentes que se dejan la piel y la vida por su vocación. Y otros que cayeron de pie en esto como podrían andar por ahí haciendo facturas o tocando el acordeón. Me he cruzado con algunos, y sobre todo algunas, a las que secretamente he admirado y admiro, y otros y otras cuya forma de pensar (y hacer) ciencia detesto profundamente. A esos y a esas hay que cerrarles el paso. Son los que degradan la academia. Pero todo a su tiempo.

El caso es que tengo que volver a escribir. La investigación es política. Los que pretenden hacer creer que los académicos son simples notarios de la realidad… esos son los más peligrosos, los que construyen la ficción de la distancia.

Mi tesis es una manera de hacer política, y va siendo hora de regresar al tajo, por muy deslavazado que pueda resultar el comienzo.

Written by Adolfo Estalella

9 09America/Adak July 09America/Adak 2009 at 6:06 pm

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Hacia la eResearch

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¿Cuáles son los cambios que Internet y las tecnologías digitales están provocando en la ciencia?, aunque antes que esto se plantea la cuestión de si es están provocando alguno. Este es el planteamiento de una serie de seminarios sobre eReserch que estamos celebrando a lo largo de este año en Barcelona (con la ayuda del OCS y el Citliab de Cornellá, ademas de la UOC; gracias Enric) y que ha dado pie a cierto debate.

Todo un repertorio de tecnologías digitales ha comenzado a ser incorporado en sus prácticas de producción de conocimiento por científicos sociales que trabajan con enfoques de investigación cualitativos. Algunos investigadores las han recibido como una auténtica revolución pero en su uso se han enfrentando con todo un repertorio de problemáticas epistemológicas, metodológicas e incluso éticas. Hay muchos que han señalado estos cambios al hablar de la ‘Ciencia 2.0’, por ejemplo Antonio, el problema con el concepto de ciencia 2.0 es que uno está dando por sentado lo que en realidad ha de ser el objeto de nuestra discusión. Si lo que se discute es la posibilidad de que estemos pasando a nuevas formas de producción de conocimiento (¿qué significa exactamente eso?) hacer uso del concepto ‘ciencia 2.0’ asume ya ese cambio y lo sanciona con la ruptura entre una ‘ciencia 1.0’ y la versión 2.0. La discusión no es únicamente nominalista, sino política. Según la cifra de la que hagamos uso nos colocamos en el terreno de la militancia política (que también en la ciencia hay política, como decía Latour: la ciencia es la política por otros medios, ¿o era que la política es la ciencia por otros medios?) o de la indagación. Tan legítimo uno como el otro, pero con diferentes pretensiones (¿de verdad?, quizás es sólo una cuestión formal).

Dicho lo dicho, es una desgracia que las ciencias sociales y humanas estén quedando al margen de la amplia discusión que se está realizando, capturada casi en su totalidad por las ciencias naturales y formulada en torno a lo que se conoce como eCiencia. Bien por su desinterés, desgana, dejadez, ignorancia, desconocimiento. O sencillamente porque las tecnologías digitales no tienen nada que aportar a las ciencias sociales (¿de verdad?). En el libro blanco de la eCiencia española, publicado en 2004 por la FECYT no hay ni una mención a las Ciencias Sociales y Humanas, como tampoco la hay en la red española de eCiencia.

En el Reino Unido, en los Países Bajos y en EE UU, las ciencias sociales han comenzado a participar ya en este debate y ha desarrollar proyectos específicos en este ámbito. Porque si de lo que se trata es de que la eCiencia o la eSocial Science siga el modelo del grid computing, hay desde luego una posibilidad para imaginar la eCiencia (o mejor dicho, la eResearch) más allá de la computación, como dicen Paul Wouters y Anne Beaulieu.

Nuestra intención con los seminarios que hemos lanzado (gracias a todos los participantes) y que se celebran en Barcelona semanalmente desde febrero a junio es abrir este debate entre los científicos sociales, y ponerlo en relación con el debate sobre la eCiencia.

Written by Adolfo Estalella

2 02America/Adak March 02America/Adak 2009 at 7:11 pm

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La furibunda Blogosfera y los articulistas ignorantes

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Como decíamos ayer…

Javier Marías vuelve a descolgarse con una de sus críticas contra Internet y la Blogosfera en un artículo en El País Semana titulado Una región ocultamente furibunda. Y digo vuelve porque creo que no es la primera que le leo (aunque bien podría equivocarme), tanto a él como a otros articulistas de El País y otros medios entrar a saco sobre la palabrería de los blogs en particular, y de Internet en general. Su sentencia es clara: “asomarse a esa inmensa taberna que son los blogs y foros de Internet, en España, le hace tener a uno la sensación de vivir en una región ocultamente furibunda, en la que más vale no entrar, si es posible”.

Como muchos otros articulistas de la prensa escrita, Marías no viven en una región furibunda, sino elitista, que les permite juzgar a diestro y siniestro sobre las miserables vidas de los demás sin echar un vistazo sobre la propia. Sin duda, una opinión como: “debe de haber mucha gente solitaria, o que aguanta la soledad -ese gran bien- pésimamente” es sin duda poco comprensiva con quienes encuentran en la red un espacio de socialización, tan legítimo y genuino como pueda serlo una tertulia elevada en la que se discute sobre la gramática de este o la excelsa puntación que aquel otro usa en sus novelas. Que Marías no entienda que la Red es un espacio para una legítima y genuina socialización se debe únicamente a su ignorancia. El escritor ya suscitó la indignación de las mujeres que por propia voluntad decidían ser madres y cuidar de sus hijos antes que continuar con su trabajo remunerado. Algo que él no puede comprender y que sin embargo se permite el lujo de sojuzgar desde su atalaya.

El problema no son sus opiniones, sino su desinformación y su ignorancia: “aproveché para navegar un poco por Internet, por primera vez en mi vida o casi. Así, logré visitar por fin, al cabo de unos diez años desde su creación, la web que lleva mi nombre”. Así que tras navegar por primera vez en su vida, o casi, es capaz de elaborar su juicio fundado sobre el comportamiento “furibundo” de los blogs. Que cada uno juzgue por sí mismo.

Written by Adolfo Estalella

16 16America/Adak December 16America/Adak 2008 at 11:10 am

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El científico unidimensional

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Hay muchas formas de hacer ciencia y estar en la Academia. Muchas. Yo apenas acabo de entrar, y como yo, la mayor parte de mis colegas de promoción nos enfrentamos a una incertidumbre fundamental: la de continuar siendo lo que por vocación (algunos) hemos elegido ser: científicos (sociales). La situación es delicada, es como quien abandona su vida previa para ser cura y que después de un buen número de años de formación en teología te digan que no tienes parroquia y que lo mejor sería que pusieras una ferretería: “lo sentimos, pero aunque tu vocación pueda atraer montañas y tu fe moverlas, es mejor que te dediques a otra cosa”.

Así que en este poco tiempo que tenemos antes de salir del nido que es la tesis, tenemos que elegir en cierta forma el tipo de científico que queremos ser. Y en estas nos encontraremos con quienes intentan imponer el modelo del científico unidimensional.

La pregunta clave que hemos de responder en los años de tesis es: ¿qué tipo de relación vamos a establecer como científicos con la academia y con la sociedad? El científico unidimensional es el que dialoga sólo con una de esas dos comunidades. El de la torre de marfil, que olvidó hace tiempo cuál es (o quizás cuál debería ser) la razón íntima y última de su labor y vive de espaldas a la sociedad; y el otro, el que de tanto creer en esa razón última y abrazarla se olvidó de entablar un diálogo con sus pares.

La alternativa al científico unidimensional es… estoy buscándola, pero intuyo que exige una tensión permanente entre el diálogo con unos y con otros. Lamentablemente es difícil. El equilibrio no significa necesariamente un 50/50, sino una cierta actitud, que en ocasiones pasa por el riesgo y la audacia. No es fácil sostener esa tensión, así que a muchos no les queda más remedio que embarcarse en difíciles aventuras a la búsqueda de formas con las que mantener ese doble diálogo sin el cual la ciencia para mi carece de sentido.

Lamentablemente, cada vez me encuentro más con quienes no comprenden esa necesaria doble dimensión. La situación, sin embargo, no es equiparable entre quienes optan por uno de esos dos polos. Si decides dar la espalda a la sociedad es probable que nadie te lo vaya a reprochar; la academia, y las autoridades, son muy comprensivas ante quienes niegan el pan al populacho. Peor situación enfrentan quienes no sitúan a la academia como la prioridad de sus intereses y se embarcan en aventuras audaces en busca de nuevos pasos entre esos dos territorios. Con esos normalmente no hay ni clemencia ni comprensión. Se los margina y no se los tiene en cuenta. Y conozco más de un caso y más de dos, con nombres y apellidos.

Yo intento satisfacer ambas aspiraciones, y al final me caen por todos lados. Me ocurre algo muy parecido con mis filiaciones con Madrid y Barcelona, cuando estoy en una u otra y se discute de política acaban siempre por acusarme de defender la postura de los contrarios, me acusan de centralista en Barcelona, y de catalanista en Madrid. Aquí lo mismo. Algunos de mis colegas ya me han acusado de ser un elitista por mi preocupación por cuestiones tales como los índices de impacto de impacto en las revistas, por querer jugar en las grandes ligas, por querer probarme donde se te pone realmente a prueba. Y estoy seguro de que otros me critican por mis veleidades, por escribir un blog o montar un wiki, por organizar aquella conferencia o este otro sarao. Bueno, al final me lo tomo como las acusaciones de catalanista y/o centralista: disfruto de las dos ciudades que adoro, cada una a su manera y en su momento.

Written by Adolfo Estalella

25 25America/Adak June 25America/Adak 2008 at 9:04 pm

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