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Necesidades
Cuando aludimos a la ‘necesidad’ para explicar el ‘éxito’ de una tecnología, estamos eludiendo en realidad la explicación. Que digamos que un dispositivo se usa porque es necesario, no explica nada, porque no nos dice cómo ha llegado a convertirse en necesario.
¿Qué es pues la necesidad?, es una trama de relaciones, un encaje de bolillos en el que se mantienen los balances y equilibrios y multitud de entidades diferentes. Eso es lo que pensaba ayer mientras leía un artículo de Ramón Muñoz en El País sobre el desarrollo de servicios multimedia en el móvil.
Dentro de unos años quizás se haya convertido para muchos de nosotros en una necesidad ver las últimas noticias en el móvil, o disponer de un juego, o algo de porno o música en él. Pero actualmente no es el caso. El multimedia no es una necesidad. Se convertirá en necesidad cuando esa trama entre ingenieros, dispositivos, servicios y usuarios cristalice.
Lo interesante del artículo es que muetra dos botones de por qué ahora no es una necesidad.
Una de las razones es que “un usuario tiene que hacer click entre 10 y 40 pantallas y emplear más de dos minutos para, por ejemplo, descargar un tono de llamada (ringtones) o un juego. Por eso, se considera que para que un servicio tenga éxito no puede precisar más de seis click”
Y otra de las razones es que “la interactividad con Internet precisa de una velocidad de descarga y de subida que la telefonía de tercera generación 3G aún no garantiza”. Pero una vez resueltos esos ‘problemas’ (y esto es un ejercicio mental), se borrará su rastro, y el multimedia pasará a constituirse en una necesidad de nuestro uso del móvil. La trama habrá cristalizado.
De las ‘comunidades virtuales’, al activismo
El uso de Internet lleva a un mayor activismo social, a involucrarse en temas con los que antes no se tenía ningún compromiso. La participación en ‘comunidades virtuales’ lleva a desarrollar acciones offline. Eso es lo que dice el estudio/encuesta Digital Future Report 2007 (PDF), elaborado por el Center for the Digital Future, de la Annenberg School for Communication de la la University of Southern California. Llego a él por Antonio Fumero, que resume los resultados en Virtualmente real:
- El 43 % de los internautas que se declaran miembros de alguna comunidad virtual dicen considerarla tan importante como cualquier comunidad o red social tejida en el mundo material.
- Alrededor de la quinta parte de los miembros de esas comunidades virtuales afirman llevar a cabo acciones offline relacionadas con esas comunidades online, al menos una vez al año.
- Cerca del 44 % de los miembros de comunidades online dicen participar más en actividades de acción social desde que pertenecen a las mismas.
Y justo esta mañana leo un par de post de Javier de la Cueva sobre las nuevas sentencias judiciales contra el canon de los CD. La última ha sido dictada por un juzgado de Las Palmas de Gran Canaria, que obliga a la que le devuelvan a Tinguaro González los 0,88 euros del importe del canon a un DVD (creo que es un DVD). Lo ridículo de la cantidad que debe ser devuelta pone más en evidencia lo simbólico el acto. Y Javier de la Cueva lo explica, porque ha sido él el artífice que ha promovido esas demandas a través de su iniciativa para demandar el canon. Después de tres sentencias que obligan a devolver el canon, la plataforma formada por empresas Todos contra el Canon parece que quiere montar una asociación, y De la Cueva explica por qué esto es un error, y nos devuelve a los resultados del estudio anterior sobre el activismo:
El segundo motivo es el del aprendizaje. Si algo ha demostrado el proyecto de la “Demanda contra el canon” es que una comunidad virtual es mucho más poderosa que una asociación.
Si la asociación para recuperar la exención del canon fuera creada por quien nada supiera de Internet, existiría una excusa. Pero cuando quienes se dicen expertos en Internet proponen una asociación en lugar de una comunidad virtual y un proyecto abierto, además de demostrarnos su poca pericia nos están indicando que no han aprendido nada.
Hay dos detalles muy interesantes sobre el informe. Por un lado, se habla de ‘mundo online’ y ‘mundo real’, una distinción que yo aborrezco. Para quienes estudian Internet, sus comunidades, sus culturas y sociedades, esa dicotomía es un punto de paso obligado. O la tomas, o la dejas. Optar por ella te sitúa teóricamente, lo mismo que rechazarla. Y no hay posición neutra. Yo la aborrezco porque creo que en lugar de ayudarnos a comprender lo que ocurre lo enmaraña todo. En realidad, esa dicotomía mundo online/mundo real es una reproducción de la anterior división entre mundo virtual/mundo real, que ya todos hemos abandonado. En el informe aún quedan regustos de esa idea de lo virtual, usan el término de mundo online, y sin embargo después siguen hablando de comunidades virtuales’, ¿virtuales en qué sentido si sus efectos son más ‘reales’ que los que produce la televisión? Esa dicotomía es la que después nos obliga a hacer malabarismos como el titular de Antonio: ‘Virtualmente real’. No nos ayuda a comprender porque hace más difícil entender cosas como las que muestra el informe, que lo online está imbricado en nuestras vidas como un elemento más. Eso no significa que lo virtual no exista como categoría, pero en todo caso, si aparece en nuestros estudios, lo que tenemos que hacer es explicarlo: cómo se construye lo virtual?, ¿cómo son capaces los usuarios de juegos, MUD, etc, crear la virtualidad frente a la pantalla?, explicarlo, y no asumirlo como punto de partida.
En cualquier caso, frente a esa dicotomía, que cada uno escoja, y que cada palo aguante su vela. Y después que soporte el chaparrón.
Blogs, ¿jardines privados o parques públicos?
nettizen me azuza y yo le tomo la palabra. “no sé porqué me da que esto de “software social” es tautológico…” Pues sí… pero no. Que todo software es social, como todo hardware y cualquier otra tecnología: sí. No hace falta que lo discutamos ahora.
La cuestión es, ¿es realmente social el ‘software social’?, o de otra forma, ¿cómo de social es eso que llaman software social?
Y con software social me refiero a nuevas tecnologías de interacción como los blogs, wikis, mensajería instantánea, folksonomías, etc. Hay quien incluye en el concepto de software social todas las tecnologías de la comunicación anteriores (véase la Wikipedia): chat, listas de correo, grupos de noticias, etc. Yo prefiero distinguirlas, porque tengo la sensación de que hay notables diferencias.
Las propiedades de las tecnologías son diferentes en uno y otro grupo. Y lo social que se genera a través de ellas es distinto porque el diseño de la tecnología es diferente. Nuestra comunicación e interacción es diferente en un chat y en el correo electrónico, por ejemplo, en un blog y en un wiki.
Frente a ese imaginario exaltado de lo social que asociamos a los blogs, los wikis, las folksonomías, etc. (del que yo mismo estoy prisionero), comienzo a tener la impresión de que estas tecnologías promueven mucho antes otras dimensiones que lo social. Lo social es un resultado secundario, antes que primario.
Un ejemplo: si antes la identidad era una consecuencia de lo social, es decir, antes uno construía su identidad a través de la interacción social en un chat, por ejemplo, ahora, por el contrario, la identidad es lo primero, y de ella deriva lo social. En un blog o en Flickr, uno comienza por sí mismo y después acaba quizás (digo quizás) dialogando con los demás. Antes era al revés. Quizás muchas de esas críticas que lanzamos a la Blogosfera: falta de conversación entre blogs, ensimismamiento de los bloggers, la ausencia de comunidad, l jerarquización dura entre los blogs, tiene que ver con el diseño mismo de esta tecnología. ¿De verdad los blogs están pensados para que podamos mantener una conversación?, si tenemos que buscar un término de comparación para los blogs, usaríamos el de jardín privado de un adosado o el de parque público. Mucho me temo que el primero.
Así que lo social está relegado. No es que no exista, ahí estáis vosotros y yo, dialogando (o haciendo algo similar de tanto en tanto) a través del blog. Pero da la sensación de que lo social no es lo prioritario en el diseño de estas tecnologías.
Hace poco leí un artículo de The Guardian en el que Simon Garfield acuñaba el concepto de MeMedia (los anglosajones son excepcionales acuñando conceptos breves y certeros) para referirse a tecnologías como los blogs, MySpace, etc. Me gustó. Repensando sobre el tema me convenzo más de su tino: MeMedia: yo, Yo, YO. Como dice Alvy en un comentario: ‘software antisocial’.
¿Se ha olvidado el software social lo social?, y en ese caso, ¿por qué? Quizás hemos caído prisioneros de ese imaginario.
Eso que llamamos software social, ¿es menos social porque no es fácil desarrollar modelos de negocio basados en el uso de espacios de interacción compartida (chats, foros, listas de correo, etc.)? Es decir, el software social de los blogs, Flickr, del.icio.us ¿responde al intento de construir ante todo, consumidores de servicios? es claro que resulta más sencillo crear consumidores individuales (de un blog, de un Flickr, de un MySpace) que consumidores colectivos (de un chat, de un foro, etc.)?
Siguiendo a los bloggers, dialogando con ellos
Estamos en Ámsterdam, y digo estamos porque me he venido con mi directora Elisenda y con Edgar, el tesista beligerante. Nos hemos venido al workshop titulado Virtual ethnography in contemporary social science. Presentamos un póster/presentación titulada Symmetrical Ethnography. Giving place to artefacts in the study of Internet practices (PPT).
Una de las presentaciones de esta mañana, a cargo de Yu-Wei Lin, ha resultado especialmente estimulante. Mutuality between researchers and respondents in virtual ethnography. La idea esencial es plantear un tipo de ciencia más abierta en la que tengan una mayor participación aquellos a quienes investigamos, aquellos de quiene tratamos de aprender en el caso de la etnografía, los ‘respondents’, nuestros corresponsales. Los bloggers, en mi caso. Es un tema pendiente de mi investigación. A. lo mecionaba el otro día.
Seguro que A. estaría encantada de la conferencia que acabamos de escuchar: ‘Love at first sight’, un trabajo de Nicole Constable, realizado sobre sitios de Internet destinados a encontrar pareja con la que casarse (ya he dicho que en una de estas escribiré sobre Match: fascinante).
Una de las ideas que Constable señala es la reproducción de las desigualdades del off-line en el online. Hombres estadounidenses buscando guapas mujeres filipinas con las que casarse. Así es el mundo cara a cara y a través de Internet.
Las trampas del concepto de Internet
Acabo de estar en la defensa de una tesina de una de mis compañeras en el IN3. El tema era la democracia electrónica. Concretamente la e-participación. La pregunta de investigación planteaba en qué medida Internet propiciaba un aumento de la participación ciudadana en la democracia electrónica. Para ello se analizaba un sistema concreto de participación ciudadana llamado Consensus que han utilizado más de una docena de localidades catalanas.
La presentación ha sido interesante, tanto como los comentarios del tribunal. Pese a que mi experiencia es muy limitada como testigo en la defensas de tesis, tesinas o artículos, cada vez tengo más arraigada la idea de que nuestros trabajos son siempre limitados. Siempre nos quedan aspectos que podríamos haber considerado, fenómenos que no hemos analizado, elementos que quizás deberíamos haber incluido… la realidad parece demasiado compleja para atraparla. Deberíamos conformarnos si alcanzamos a conocer y describir aunque sólo sea una ínfima parte.
Lo más interesante de conocer trabajos de otras disciplinas es la posibilidad que ofrece de contrastar con la propia. Sobre el tema de Internet y la democracia, el problema que percibo desde mi perspectiva es el mismo concepto de Internet.
El concepto de Internet es tan amplio que en la mayoría de los trabajos académicos (no en todos) se convierte en inmanejable desde un punto de vista metodológico. Muchos autores en el campo de la etnografía (Miller y Slater, por ejemplo, o Christine Hine), han insistido en la necesidad de ‘desagregar’ Internet para poder estudiarlo.
El problema surge con planteamientos como: ‘impacto de Internet en la privacidad de las comunicaciones’, o ‘la influencia de Internet en la democracia’, o ‘las nuevas tecnologías y el aumento de la participación ciudadana en el ecosistema cultural’. El problema esencial es que Internet constituye un objeto tan diverso que resulta imposible medir su impacto global en ámbitos como la privacidad, la democracia y la participación en la cultura. Lo más que podemos hacer es análisis de tecnologías concretas, en contextos muy específicos.
El concepto de Internet es tan complicado como el de ‘electrodoméstico’. Podemos preguntarnos en qué medida una tecnología como la del electrodoméstico contribuye a la conciliación familiar y a aumentar el tiempo compartido de los miembros de una familia. Nada tiene que ver probablemente el impacto en esta cuestión del microondas (que ha permitido romper con las comidas familiares, permitiendo que cada miembro lo haga por separado) con el que tiene la lavadora, por ejemplo.
De manera que, mucho cuidado cuando hablemos de Internet.
El blogger de cristal
Juan Freire escribe una de esas anotaciones que me enganchan por la temática: 'Vicio y virtud del exhibicionismo de los bloggers: espejos o cristales', sobre el exhibicionismo de los bloggers, la exposición de su vida privada… creo que apunta a un aspecto fundamental. Corregidme si me equivoco: la relación que se establece entre la exposición personal y la credibilidad que logra el blog.
Los grandes medios han caído en un descrédito progresivo. Desgraciadamente asumimos todos que la visión de los medios es tendenciosa. En cuestión de credibilidad, un mass-media nada puede frente un blogger porque mientras lo que un blogger establece con sus lectores es un vínculo humano, de uno a uno, de tú a tú. ¿Estoy equivocado?
Dice Juan:
En cualquier caso, coincido con la opinión general en que cualquier blogger (y no sólo los exhibicionistas en sentido estricto) tiene un cierto espíritu de exhibición pública de si mismo o de sus ideas o conocimiento.
La exposición de lo personal es una forma de dotar de credibilidad, mostrar el lado humano, contextualizar la información… crear un vínculo estrecho con los otros. ¿Si?
¿Y si lo fundamental del blog…?
Estos días de atrás en Madrid han sido realmente interesantes. Mis conversaciones con Rosa, Tíscar, Antonio Fumero y Antonio Lafuente (un 'académico' audaz que se ha bajado a la arena con su blog en mano) me han enseñado mucho. No tengo tiempo de contarlo hoy, de manera que ahí va en modo interrogativo la esencia:
¿y si lo fundamental del blog no es lo que nos permite hacer sino lo que 'el Blog' (en mayúsculas) promete?