Archive for September 2006
Siguiendo a los bloggers, dialogando con ellos
Estamos en Ámsterdam, y digo estamos porque me he venido con mi directora Elisenda y con Edgar, el tesista beligerante. Nos hemos venido al workshop titulado Virtual ethnography in contemporary social science. Presentamos un póster/presentación titulada Symmetrical Ethnography. Giving place to artefacts in the study of Internet practices (PPT).
Una de las presentaciones de esta mañana, a cargo de Yu-Wei Lin, ha resultado especialmente estimulante. Mutuality between researchers and respondents in virtual ethnography. La idea esencial es plantear un tipo de ciencia más abierta en la que tengan una mayor participación aquellos a quienes investigamos, aquellos de quiene tratamos de aprender en el caso de la etnografía, los ‘respondents’, nuestros corresponsales. Los bloggers, en mi caso. Es un tema pendiente de mi investigación. A. lo mecionaba el otro día.
Seguro que A. estaría encantada de la conferencia que acabamos de escuchar: ‘Love at first sight’, un trabajo de Nicole Constable, realizado sobre sitios de Internet destinados a encontrar pareja con la que casarse (ya he dicho que en una de estas escribiré sobre Match: fascinante).
Una de las ideas que Constable señala es la reproducción de las desigualdades del off-line en el online. Hombres estadounidenses buscando guapas mujeres filipinas con las que casarse. Así es el mundo cara a cara y a través de Internet.
La seducción de la tecnología (adiós privacidad)
Desde hace tiempo me ha preocupado la privacidad en Internet. La capacidad como las empresas acceden a nosotros genera un peligrosos desequilibrio. Ellas saben mucho sobre los ciudadanos, y nosotros sabemos poco sobre ellas.
Google, por ejemplo, es capaz de acceder a las prácticas y deseos de cientos de millones de personas diariamente, minuto a minuto, y sin embargo es una de las empresas más opacas y que menos acceso da a información propia.
El fenómeno curioso es que nos hemos dejado seducir por las nuevas aplicaciones de la Red abriendo nuestra intimidad de par en par. Hace unos días me ha dado por pensar en mis fotos de Flickr y… bueno, he comenzado a borrar muchas de ellas (y seguiré haciéndolo) que me parece no tiene ningún sentido que esté ahí colgadas. De hecho, siento ahora cierto pudor por haberlas expuesto.
Pero igual que colgué las fotos en su momento, me siento empujado en muchas ocasiones a tratar temas personales en el blog, que nada tienen que ver con las nuevas tecnologías, mi investigación, la etnografía o con mi actividad académica. De momento soy capaz de controlar esas pulsiones. Pero ahí están.
Es una curiosa paradoja. Lo único que se me ocurre es que sacrificamos nuestra privacidad en busca de la sociabilidad. Si hemos de mostrarnos humanos para forjar vínculos con el otro que es un extraño y no nos conoce, no dudamos en mostrar nuestra intimidad. Al menos resulta un argumento digno frente a otros que se pueden manejar como un narcisismo desmesurado, una egolatría desmedida, una despreocupación ingenua, la carencia de la glándula que segrega la privatina (hormona de la privacidad), etc.
Las bondades del software social (¿y alguna maldad?)
Lo bueno, sin duda de los comentarios, es que te obligan a argumentar con más solidez lo que ha escrito. Últimamente no doy a basto. Soy incapaz de serguir el ritmo de mis comentaristas. Como un anónimo me provoca con un comentario en el artículo sobre Sherry Turkle, me traigo aquí la respuesta que reconvierto en artículo. Anónimo: La tecnología no tiene valores intrínsecos. No es buena o mala por naturaleza. La tecnología es una cosa u otra en función de las relaciones que se establecen con respecto a ella. En función del contexto en el que se usa y las prácticas que se desarrollan a través de ella.
Anónimo viene a decir que Internet es mala porque hay mucha pornografía y permite formas de abuso del hombre sobre la mujer. Cierto en que se desarrollan muchas formas de abuso. Un caso recurrente: la pornografía infantil. ¿Podemos decir que Internet es una tecnología negativa por eso? ¿El correo electrónico es negativo porque permite a los terroristas usarlo para organizar atentados? (la administración Bush dixit), y ¿los blogs son perniciosos porque acentúan la egolatría de los individuos?.
Anónimo dice que “En muchos sitios de internet donde se ofrece sexo, el cuerpo es sodomizado y disciplinado –en su mayoria el cuerpo femenino– para el gusto sadista de quienes visitan estos sitios de Internet, que son demasiados”
Un individuo va camino de un prostíbulo: ¿el autobús que tomará podría considerarse una tecnología negativa porque permite a los hombres (y ocasionalmente algunas mujeres) trasladarse hasta los centros donde se explota a las mujeres?, ¿podría considerarse pernicioso el periódico (y toda la tecnología de impresión usada para elaborarlo) en cuya sección de contactos ha localizado la dirección de la casa de contactos? Y cuando le muestren al llegar el book con las fotos de las prostitutas, ¿deberíamos considerar el uso pernicioso que se ha dado a la cámara de fotos que captura la imagen de las mujeres que serán juzgadas por un hombre para satisfacer sus deseos posteriormente?
El problema con los juicios de valor que se hacen sobre las tecnologías es que se les atribuyen propiedades independientemente del contexto en el que son usadas y de las múltiples relaciones que establecen (con los usuarios, sus objetivos, el contexto de uso, las propiedades con la que se diseña originalmente la tecnología, etc.) Yo no soy optimista respecto a las nuevas tecnologías. No me apasionan las tecnologías por ellas mismas, sino estudiarlas e indagar en la transformación que provoca en nuestras vidas.
Respecto a las prácticas que uno pueda desarrollar mediante MySpace u otros sistemas como Flickr o YouTube, no creo que vayan a acabar con la discriminación de género o raza. Un racista o un machista lo son igual mientras están viendo la televisión o cuando están frente al computador escribiendo un artículo en su blog. Estudios realizados sobre listas de correo han confirmado que se mantienen prácticas de discriminación por género. El ciberespacio no es el paraíso. Pero tampoco el infierno. En un chat sólo hace falta ponerse un nombre femenino para comprobar la pasta de la que estamos hechos los hombres. Pero no por eso diremos que en las listas de distribución de correo son una tecnología discriminadora, o que el chat es una tecnología machista, ¿no?
La discusión se ha desencadenado por las opiniones de Sherry Turkle con respecto al sofware social. Para ella, esta tecnología sólo lleva a una cháchara entre los jóvenes, sin reflexividad. Yo opino lo contrario. A diferencia de las tecnologías de la Web 1.0 como el chat, los MUD, las listas de correo, etc. que eran dispositivos orientados a la creación de comunidad, creo que una buena parte de las tecnologías de lo que se denomina ‘software social’ están destinadas, curiosamente, primero a lo individual y lo personal. Fkickr, YouTube, MySpace y los blogs, son infraestructuras que permiten el desarrollo de ricas identidades. Y a partir de ellas la construcción de vínculos con otros.
Son tecnologías que te permiten pensar sobre ti. Quizás te permitan pensar que eres superior por ser blanco u hombre. Pero desde luego, son prácticas reflexivas, sofisticadas, y no son simple cháchara, como parece indicar Turkle.
Lo que me interesa no es si lo que acontece alrededor de estas tecnologías es bueno o malo, que sobre eso cada uno tendrá su opinión, lo que me interesa conocer es qué acontece, cómo nos comportamos, que hacemos a través de ellas. Eso es lo que después nos permitirá ser verdaderamente críticos.
Las nuevas tecnologías del yo
Es difícil juzgar el impacto global que las nuevas tecnologías de la comunicación tienen en nuestra vida social. Estoy pensando ahora mismo en los blogs, Flickr, YouTube, las redes sociales, los sitios de contactos en Internet (que yo he probado, un día tengo que escribir sobre Match.com: fascinante). Más difícil es realizar un juicio de valor sobre ese impacto: si es bueno o si es malo, si nos beneficia o perjudica, si el mundo que nos permite construir es mejor que el de ayer o es peor. Además, difícilmente nos vamos a poner de acuerdo en qué significa mejor o peor.
Sobre lo que sí podemos discutir argumentadamente es sobre los cambios que producen en nuestro entorno social estas tecnologías (dejando aparte si los consideramos buenos o malos) a partir de estudios empíricos y de nuestras experiencias.
Abrevio. Sherry Turkle habla en NewScientist (me pasa mi amiga Ana Paula Sequeiros la referencia) de lo que considera el impacto negativo que las nuevas tecnologías están produciendo en nuestras vidas. Especialmente en los jóvenes. En la entrevista, interesante, dice algo así como que los adolescentes son arrastrados a una vorágine comunicativa, pura palabrería sin reflexión.
All of these are meant to quickly communicate a state. They are not meant to open a dialogue about complexity of feeling. Although the culture that grows up around the cellphone is a “talk culture”, it is not necessarily a culture that contributes to self-reflection. Self-reflection depends on having an emotion, experiencing it, taking one’s time to think it through and understand it, but only sometimes electing to share it.
Turkle es una de las primeras investigadoras que escribió sobre Internet y el ciberespacio. Su libro: ‘La vida a través de la pantalla’ es una referencia, aunque quizás ha quedado anticuada (interesante crítica argumentada que le hizo mi compañero del IN3 Julio Meneses en un artículo hace unos meses).
Su discurso me suena maniqueo, conservador (en su argumentación) y plano. Elaborar una página en MySpace, escribir un blog, colgar tus fotos en Flickr y elaborar categorías para ellas o usar YouTube no son prácticas triviales. Necesitan reflexividad sobre lo que uno hace. Creo que construir una página y elaborar tus favoritos, y ser testigo de cómo otros lo han hecho, es una poderosa forma de pensar sobre uno mismo.
Que mucha de la comunicación que se establece es ‘mínima’: cierto. La palabra es sustituida por hiperenlaces, por mensajes de texto que tiene un contenido informativo mínimo pero que transmiten la sensación de que el otro está ahí y piensa en nosotros (tampoco una sonrisa es verbal), por mensajería instantánea que te mantiene conectado al otro.
Cierto que lo social se transforma. Ahora lo social se elabora a través de lo tecnológico (¿será que ambos son lo mismo?). Pero no creo que eso sea negativo. Como dice Turkle, vivimos en un mundo cada vez más complejo.
Cuentan en la entrevista que prepara un libro para el año que viene. El título suena interesante: Evocative Objects: Things we think with (se publicará en abril de 2007).
Barrapunteado, sacando jugo al oligopolio de la atención
Anteayer me barrapuntearon el artículo sobre por qué los medios tradicionales no respetan los contenidos de los blogs. Se me han disparado las visitas de los dos últimos días. Las gracias a Aloriel, que nos conocimos hace dos o tres años cuando hice mi investigación/tesina sobre Barrapunto. No dejo de pensar sobre la importancia que Barrapunto y Menéame tienen sobre la Blogosfera. Son como una especie de hubs, concrentradores, oligopolios de la atención.
Y sobre lo de los portavoces legitimados de la Blogosfera. Pues es un tema que estoy investigando. Alvy cree que no, en un comentario desarrollado que me hace. Que no hay portavoces legitimados. Pero yo tengo la impresión que sí, y esto, claro, os lo tengo que plantear para ver si estoy en lo cierto o me equivoco. Lo que es parece claro es que hay personas que pueden decir cosas de la Blogosfera con más base que otras. Y que normalmente quienes hablan de la Blogosfera son siempre los mismos (y no discuto que no deban ser ellos, ¡ojo!). Así que de una forma u otra, aunque sea de forma tácita, acabamos concediendo más legitimidad a unos que a otro. Ahora, lo que me interesa es la relación de esa legitimidad con Technorati y los enlaces. Ay, ay, Technorati, Technorati, eso sí que es un servicio fascinante… pero eso para más adelante.
Bricolaje 2.0
Por algo llaman a la época en la que vivimos la sociedad de la información. Cualquier cosa puede ser conocida. José Antonio del Moral, de Alianzo, me cuenta que acaban de poner un servicio Bilbao.Bi que como diría una antigua amiga: es la caña. Sí, ya sé que alguien me dirá: “si eso ya funciona desde meses en Pallarés de la Sierra”, pero yo acabo de conocer que funciona en Bilbao. Así lo describe:
Un servicio realmente curioso que permite ver dónde están los autobuses de Bilbao en tiempo real, con la ayuda del GPS que incorporan.
Para verlo, escoge una de las líneas y se abrirá un mapa de Google con la ruta elegida y el punto en que se encuentra uno de los buses. En la parte inferior, puedes escoger otro de los vehículos. A partir de ahora vamos a completarlo con posibilidades de búsqueda (por ejemplo, a qué distancia tienes el autobús más cercano) y quizás incluso SMS.
Me abro la línea 22-Sarrikue-Atxuri y aparece una foto de Google Maps con la localización del autobús y la hora: ‘Coche número 2, 21/09/2006 10:27:34’.
Genial. Claro, pero para que algo así funcione los datos GPS de los autobuses tienen que ser públicos. Y tal y como están las cosas en Internet estoy seguro de que muchas administraciones, afortunadamente no es el caso del ayuntamiento bilbaíno, preferirían vender esos datos que ponerlos a disposición de los ciudadanos para que hagan con ellos bricolaje. Esto sí que es dar poder a la gente.
¿Existen los blogs académicos?
Corre el debate sobre los blogs como medios académicos, o dicho de otra forma, sobre los blogs académicos. Este blog no es académico, sino un ‘blog de campo’, y mi otro blog es más bien un ‘blog de investigación’, así que lo de ‘blog académico’ es un concepto que no acaba de gustarme. Aunque seguro que hay gente como Antonio Lafuente, de tecnocidanos, que me lo rebate argumentadamente.
Ayer hablaba con un compañero y le decía que abriera un blog, pero “me refiero a un blog personal, que abras un blog personal”, le decía, a lo que me contestaba: “es que no podría separar lo académico de lo personal, porque ambos se mezclan en mis intereses vitales”, era su contestación.
Tíscar ha entrado en el debate que azuzado un artículo en Nature (otro en Chronicle of Higer Education), y que han recogido hace unas semanas en Open Access, Microsiervos y Antonio entre otros. Tíscar apunta a diferencias de estilo, de objetivos, etc. entre los blogs y las publicaciones académicas. No comparto alguna de ellas, por ejemplo que el objeto del primero sea la publicación y el del segundo sea la divulgación. Los científicos buscan la divulgación máxima de sus resultado (en círculos especializados y no especializados, aunque lo que más importa es lo primero), y ambos espacios de publicación son públicos: ahí están las revistas y la Internet: públicas ambas.
El paper es fundamental para los científicos por su mismo diseño. Un paper es (en teoría) la destilación extrema del conocimiento. Pero no todo se trata de ‘conocimiento’ puro, sino de difusión de las ideas, de contar al común de los mortales que paga con sus impuesto tu sueldo que lo que haces es importante por esto o por lo otro. Ahí coincido plenamente con Tíscar:
Para los académicos e investigadores, los blogs suponen también un espacio de acercamiento a la sociedad sin precedentes dentro de su ámbito de trabajo
Los científicos (con financiación pública) tienen una responsabilidad con la sociedad que les paga con sus impuestos sus sueldos, instrumentos y mantiene sus laboratorios. El blog puede jugar un papel fundamental en la construcción de vínculos entre el científico y la sociedad (y desde luego, también con otros científicos)
El problema con numerosos análisis que sea hacen de los blogs es trazar una analogía entre ellos y los medios impresos tradicionales: ‘blogs como periódicos’, ‘blogs como diarios’, ‘blogs como journals especializados’… el problema es pensar en el blog como ‘medio’ y reducir después el análisis al texto, ahí es donde, en mi modesta opinión, caemos en un tremendo error.
Primero porque el blog es un género intermedio entre lo escrito y lo oral. Esa idea de la hibridación de género se ha aplicado mucho a Internet. Joan Mayans denomina así al chat: ‘genéro chat’, intermedio entre lo oral y lo escrito). Y creo que danah boyd o Lilia Efimova (no recuerdo cual) maneja esa idea para los blogs. Sólo hay que ver lo informal que son nuestros escritos en los blogs. Porque queremos que sea una escritura viva, que se actualiza, que puede ser modificada: esa práctica concreta de introducir la ‘ACTUALIZACIÓN’ no se da en la mayor parte de las publicaciones impresas, por ejemplo, o la forma como usamos el tachado (<strike>).
Para mí, preguntar si el blog es o puede ser un medio académico me resulta tan raro como plantearlo sobre el teléfono o el correo electrónico:
¿es el teléfono un medio de comunicación científica?
¿lo es el correo electrónico?
Lo que aleja a los blogs de los medios impresos es que son artefactos conectivos. Y este es el segundo elemento. Los blogs son artefactos, no medios impresos. Son dispositivos, no únicamente texto. Si tengo que elegir, compararé antes un blog con un teléfono móvil que con un periódico o una revista. Hiperenlaces y trackbacks, categorías y permalinks, Technorati, Menéame, del.ico.us y Flickr convierten al blog en un dispositivo que nada tiene que ver con el puro texto: las propiedades de un blog, la capacidad para la acción, nada tienen que ver con lo que queda escrito sobre una hoja de papel muerto. Así que, abandonemos las analogías porque nos confunden más que ayudarnos a comprender.
Par muestra, un botón. Seguro que en unas cuantas horas, Tíscar habrá respondido a mi anotación avisada automáticamente por el trackback.