Archive for April 11th, 2006
Argumentos equivocados en la ‘batalla del copyright’
Fernando escribe un artículo, El pesimismo ataca y la sopa boba se impone en gabinetedeinformática, al hilo de mi nota anterior (La guerra perdida). Y es muy interesante por el tipo de argumento que maneja.
Un pesimismo derivado de que en la guerra por el copyright cada batalla peleada en los últimos años resulta ser una batalla perdida: (i) la extensión de los DRM (como muestra el éxito de atunes, modelo de lo que ha de venir), (ii) la aprobación de la nueva LPI en España, haciéndola más restrictiva, al igual que en otros países europeos (Francia, Alemania, Suecia, etc.), (iii) la limitación aún mayor de las posibilidades de hacer copias privadas, (iv) la extensión del canon por copia privada a nuevos soportes (los reproductores MP3), (v) la toma de posición clara de la administración española a favor de los postulados de las entidades de gestión con sucesiva campañas publicitarias en cine, tv, vallas publicitarias, (vi) la persecución policial del intercambio de archivos… y podría seguir desgranando sucesivas victorias de aquellos que defienden la extensión del copryright, frente a esto, las victorias de quienes buscan la flexibilización de las LPI son pírricas, efímeras o inexistentes.
Frente a este pesimismo, al de Carlos Sánchez Almeida o al de Ricardo Galli, Fernando dice que "se puede tener otra visión del tema", y cita la nota de Enrique Dans en la que "se explica como ciertas empresas se suman al progreso difundiendo sus productos “sin que tengan que crear un miserable impuesto en forma de sopa boba para que sigas viviendo sin innovar”
Se trata de un ensayo que la ABC (propiedad de Disney) realizará por dos meses y que consiste en permitir el visionado (en streaming, esto es muy importante) de sus series de televisión el día siguiente a su emisión. Interpretar que una iniciativa como esta significa una innovación, un paso adelante para un mayor acceso a la cultura, o un notable beneficio para los ciudadanos es un error.
El argumento de Fernando es el repetido insistentemente en determinados círculos que interpretan que el principal problema de la propiedad intelectual y la cultura en nuestra época tiene que ver con el acceso a los contenidos y a la cultura cuando en realidad se trata del uso.
Lo que la ABC va a hacer es simplemente trasladar el modelo de negocio de las televisiones (que tiene medio siglo) a Internet: te dejo que 'mires' gratis mi serie (y esto es importante, que 'mires' sólo) si tragas con la publicidad. Los contenidos llegarán en streaming (según el Wall Street Journal, aunque en BusinessWeek hablan de descarga parece más fiable lo del streaming). Es verdad que esta iniciativa de la ABC representa un cambio con los modelos pago por descarga mayoritarios hasta el momento, pero para los ciudadanos se trata de un modelo perverso.
En la época analógica era legal y técnicamente simple ver las series, grabarlas y saltarse los anuncios; con este sistema, la ABC impone un sistema de streaming que impide la descarga e impide saltarse los anuncios. Es decir, que el modelo es el tradicional pervertido. Un paso atrás porque se refuerza la capacidad de control que tiene el distribuidor frente a la capacidad de uso de la cultura los ciudadanos.
Frente a quienes insisten en desgañitarse por conseguir contenidos gratuitos, quienes creen que el la guerra que hay que pelear es por aumentar el acceso a la cultura, el problema verdaderamente importante de nuestra época es el de la limitación en el uso de la cultura. El uso significa que puedas mover una canción que has comprado en Internet de tu PC a tu reproductor digital portátil (algo cada vez más limitado mediante los DRM), que puedas remezclarla, que puedas copiar secciones de un libro digital (algo que la mayor parte de los libros electrónicos no permite)… nadie pide por esos derechos, que son los que realmente hacen que una cultura sea libre, los que permiten la remezcla, las nuevas formas de creación… esos son los derechos que desaparecen lentamente gracias a los DRM (que son algo más que sistemas anticopias) y a las nuevas leyes de Propiedad Intelectual que se aprueban protegiéndolos. El tipo de derechos que a nadie parecen importar.